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3 de marzo de 2018

Asoc. de Mujeres Yuste: COMBATIVAS

Asociación Cultural de Mujeres Yuste
Asociación Cultural de Mujeres Yuste (Cuacos de Yuste) 
PROYECTO: “Rompiendo el techo de cristal II” 

Alguna vez les puede costar encontrar la palabra adecuada, poner nombre a algo, pero es igual, no son meras espectadoras, no han sido alumnas a las que se haya explicado e impuesto una idea, han sido mujeres que han debatido, han discutido, han analizado, han reflexionado, han sacado sus conclusiones y han tomado su propia decisión.

Esta es la columna vertebral de la metodología que se ha seguido en el programa “Rompiendo el techo de cristal”, que el Movimiento Páramo, con el apoyo de la Diputación de Cáceres, ha desarrollado con la Asociación Cultural de Mujeres de Yuste, en Cuacos, y en otras localidades como Jaraíz de la Vera, Aldeanueva de la Vera, Jarandilla de la Vera, Losar de la Vera, Valverde de la Vera y Villanueva de la Vera. Un proyecto con el que las propias mujeres han levantado la voz para mostrar que en el mundo rural hay aún “muchos roles que cambiar, en hombres y en mujeres, hay mucho aún que hacer”.

Nos sentamos frente a frente con dos de esas mujeres, que nos dicen que en programas como este “es imprescindible el apoyo de las instituciones, como en este caso de la Diputación, porque si no, a ver cómo habríamos podido nosotras aprender lo que hemos aprendido en este curso y en el anterior, en el que hicimos el año pasado”.


Soledad Jiménez, secretaria de la Asociación Cultural de Mujeres Yuste, y Purificación Pérez, presidenta, nos cuentan y mientras nos cuentan “discuten”, debaten entre ellas algunas de las cuestiones. Hasta hace un tiempo, alguna de las mujeres que han participado en el proyecto, nunca habían tenido la oportunidad de hablar abiertamente de género, de igualdad o de detectar determinados roles. Hoy, las vemos con fuerza para ir creando conciencia sobre la situación actual de las mujeres en sus pueblos, en su día a día, pero también en su país y en el mundo.

Sole y Puri nos cuentan cómo a través de talleres de sensibilización, a través de actividades muy participativas han visto cómo es necesario romper el techo de cristal. “¿Que qué es el techo de cristal? –dicen casi a la vez- pues es esa barrera velada que limita a las mujeres, que las frena, que las veta para conseguir la igualdad de oportunidades o de salario… Eso es lo que tenemos que romper concienciando a las mujeres, y desde los pueblos, desde nuestros pueblos tenemos que hacerlo”. A los talleres han asistido algunos hombres, nos dicen con media sonrisa de satisfacción, solo media. “Sí, han asistido, pero pocos, todavía pocos, aunque van entrando y eso nos alegra, porque si no hay una implicación del hombre no llegaremos a la igualdad real”.

En el programa han participado mujeres de entre 30 y casi 80 años, y, sobre todo, las más mayores dicen haber descubierto “que hay micromachismos en muchos sitios y en muchos momentos que antes ni veíamos. Hay cosas que dabas por hecho y no analizabas y ahora te das cuenta lo que hay en anuncios, en programas, en periódicos, revistas… Donde antes solo veías el anuncio de una lavadora ahora te preguntas por qué la mujer anuncia la lavadora y la fregona y el hombre los coches o la vida activa y ejecutiva; cuando antes solo te limitabas a escuchar un piropo, ahora te preguntas por qué, si tú no les dices nada a esos hombres… Estamos rodeadas de micromachismos que hay que combatir”.

Pero este programa ha querido abrir ventanas al mundo y propiciar el intercambio de experiencias y culturas entre mujeres de muy distintos puntos del planeta. Así, se celebró una videoconferencia con una mujer saharaui en los campamentos de refugiados de Tindouf, o un debate al que asistió alguna mujer inmigrante. “Un intercambio que te hace ver cómo piensan y sienten en otros sitios, en otras circunstancias. Todo esto también –reconocen- te hace pensar que, seguro, hoy educaríamos de distinta manera a nuestros hijos”.

Estas mujeres también, durante este tiempo, han viajado por distintos municipios representando una adaptación de “El sí de las niñas”, esa obra teatral con la que Moratín quiso poner sobre la mesa los estereotipos de su tiempo, la indefensión de la mujer en el ámbito familiar o social. “Con algún cambio, esta obra aún tiene razón de ser. Así que hay que seguir trabajando para que todas las mujeres, mayores y jóvenes, sean dueñas de sus vidas y de sus decisiones”.

Las dejamos hablando de sus hijas. Contentas, satisfechas porque hay ya muchos muchos temas en los que hablan el mismo idioma.


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